Mª José Orozco y Rosario Carreira son dos enfermeras cooperantes gaditanas que han compartido expedición, el pasado mes de junio, en el Chad. Ambas accedieron a participar en este proyecto para contribuir en la mejora de las condiciones sanitarias y de formación de la población de este país africano que se encuentra entre los cinco países más pobres del mundo, en el que la esperanza de vida es de 51 años, uno de cada siete niños muere antes de los 5 años, la mitad no acude al colegio y es común el matrimonio infantil desde los 12 años.
Ambas han prestado labor en la sala de cirugía del Hospital Universitario Le Bon Samaritain de
N´Djamena. Este centro fue creado por el Padre Gerardi, sacerdote jesuita. El hospital se encuentra en distrito de Walia, a unos 40 minutos en coche del centro. Este hospital cuenta con distintas unidades: urgencias, ginecología-maternidad, medicina interna, pediatría, cirugía y la, recientemente inaugurada sala de enfermedades infecciosas.
¿Cuáles han sido las dificultades encontradas en el territorio?
Mª José Orozco (MJO): Ahora no tengo sensación de dificultades, … mi temor a lo desconocido, mientras preparas el viaje, las vacunas, las recomendaciones sobre alimentos, el agua, el idioma, la religión, ser mujer (nuestras propias ideas preconcebidas por las noticias, tv, etc.), todo esto creó en mí esa sensación de cierto temor e incertidumbre sobre mi capacidad para enfrentarlo.
Rosario Carreira (RC): En mi caso ha sido la comunicación, la lengua oficial es el Francés, aunque lo solventábamos hablándonos inglés. Además, tuvimos una gran empatía.
¿Ha resultado su experiencia tal y cómo lo había pensado?
MJO.- Una experiencia muy positiva, ha sido mejor de lo imaginado. Posiblemente el grupo de personas que me acompañaban también me ha aportado mucho, algunos ya tenían experiencia en este tipo de proyectos.
MC: Ha sido una experiencia maravillosa, con muchas ganas de repetir. Ha resultado ser muy gratificante y enriquecedora. Tengo que destacar, especialmente, la gran acogida que nos ofreció todo el personal del Hospital Universitario Le Bon Samaritain.
¿Qué tipo de intervenciones han realizado?
MJO y RC:
El grupo de sanitarios hemos sido: dos enfermeras, un traumatólogo, un residente de traumatología de 4º año y un médico preventivista.
Nuestra labor ha sido asistencial y docente. Nuestro objetivo era muy básico: mejorar la higiene en plantas de hospitalización y en quirófano, así como el orden en sus instalaciones, mejorar los cuidados de Enfermería y la atención a los hospitalizados e intentar inculcar la gran importancia de su trabajo en la salud de los pacientes. Además, hemos mantenido reuniones con responsables del Hospital, de la Escuela de Enfermería y de las Unidades y hemos realizado trabajos a pie de cama.
Nuestros objetivos han sido:
- Cuidados de higiene, limpieza y desinfección hospitalaria.
- Verificación de aparataje y autoclaves en quirófano.
- Organización de armarios, cajas de instrumentación, medicación, funguibles, etc.
- Verificación de cuidados sanitarios.
- Reparto de materiales: medicamentosos, fungibles e instrumental quirúrgico. Donado por el Hospital U. Puerta del Mar de Cádiz.
Pero fundamentalmente como procedimiento sanitario prioritario “la higiene de manos”, ésta es una de las estrategias de la OMS para la prevención de infecciones en todos los ámbitos sanitarios a nivel internacional.
En total hemos realizado 43 gestos quirúrgicos, 85 consultas y 11 urgencias. Además de visitas diarias a pacientes ingresados, y colaboración en las curas a pacientes ambulatorios.
¿Cuáles son las enfermedades y problemas sanitarios más frecuentes en la población?
MJO y RC: Son muchos los problemas de salud que posee la población debido a la falta de recursos sanitarios, la diversidad de pruebas diagnósticas dado la falta de especialistas y la escasez de agua corriente y con ello la falta de medidas asépticas.
¿En qué situación viven los niños? ¿A qué edad abandonan su niñez?
Respecto a la situación de los niños, Mª José Orozco y Rosario Carreira nos remiten a la labor que viene realizando el padre Camille y la fundación Ramón Grosso. El padre Camille, cuyo nombre completo es Camille Manyenan Nodjita, es sacerdote jesuita y ama el deporte. Vive en Chad, su tierra, y es el director del colegio San Francisco Javier, situado a 15 kilómetros de la capital, Yamena, en el que imparte clases de Filosofía. Está convencido de que la educación es la respuesta a muchos de los problemas que padece la sociedad chadiana, especialmente las mujeres.
El colegio, que parece un oasis en medio de este desierto, tiene más de 1.300 alumnos matriculados, desde los cuatro hasta los 20 años, organizados en varios edificios con aulas pequeñas de techos de metal y un par de ventanas, un almacén para material básico y herramientas, comedores, enfermería, biblioteca y un espacio habilitado para la gimnasia artística. En palabras de Camille “es bueno para los chicos y las chicas. Si hacen deporte, se encuentran físicamente bien de salud para poder estudiar”. En el San Francisco Javier, el deporte es esencial como fuente de motivación para que muchos niños que no se plantean estudiar, se animen.
Camille cuenta con la ayuda de la Fundación Ramón Grosso, que ha implementado en el centro escuelas de fútbol, baloncesto, judo, balonmano y gimnasia artística. La organización, creada por los hijos del exfutbolista y entrenador español, está dedicada a ayudar a niños con discapacidad y a quienes viven en riesgo de exclusión social. En el colegio, además de los proyectos deportivos, han construido cuatro pozos –y han reparado otros dos– que dan agua potable tanto a niños y profesores como a los vecinos.
Otro de los fines del Padre Camille es cambiar el papel secundario que poseen las mujeres en la sociedad chadiana. Son pocas las que van a la escuela, se casan muy jóvenes, tienen muchos niños y sufren problemas de salud debido a la ablación del clítoris. Por ello trabaja día a día para que acudan al colegio, ya que está convencido de que las mujeres de esta población podrían llevar mejor los asuntos sociales, económicos y políticos de su país.
¿Cómo afronta una familia el ingreso de alguno de sus miembros en un Hospital? ¿Dónde aguardan la espera?
MJO y RC: La familia permanece cerca del paciente normalmente fuera de la unidad. El hospital posee un terreno grande, la familia se desplaza con el paciente y pasan parte del día fuera sobre sus alfombras o mantas. Con los niños siempre está sus madres que están muy pendientes y cariñosas.
Además, la familia se encarga de llevar comida agua, ropa, … a los pacientes.
Los chadianos son personas muy respetuosas, amables y alegres.
Además de ayuda sanitaria, han impartido formación a los sanitarios del lugar, ¿cuáles han sido los conocimientos impartidos?
MJO y RC: Nuestra formación ha estado basada en la aplicación de medidas preventivas sanitarias: higiene, asepsia y desinfección en área hospitalaria: sala de cirugía y bloque quirúrgico, con la grata colaboración de la H.U. Bon Samaritain de N`Djamena.
Hemos impartido charlas sobre medidas preventivas de infección y talleres basados en el manejo de técnicas para limpieza y desinfección de material instrumental; organización de cajas de instrumentación; suturas; cura de heridas; canalización de sondajes urinarios, nasogástricos; canalización de vías periféricas y medidas asépticas: Lavado de manos.
Mª José Orozco, resume esta experiencia como un descubrimiento “inesperado y valioso, una serendipia diría”. El caso de Rosario Carreira es diferente, es una experimentada cooperante, lleva gran parte de su vida dedicada al voluntariado, su labor de cooperación comenzó en el año 2006 y cada año participa en una o dos expediciones porque sus objetivos son “intentar ayudar al necesitado y transmitirles mis conocimientos para que puedan tener buena salud y hábitos higiénicos favorables”.