El Colegio de Enfermería de Cádiz, a través de su Junta de Gobierno, así como el Área del Jubilado al que perteneció hasta sus últimos días, desean transmitir sus más sinceras condolencias a sus familiares y amigos
Vocal del extinto Colegio de Enfermeras, del que llegó a ser presidenta accidental, y Colegiada de Honor, imprimió el espíritu que hoy caracteriza a la Enfermería: vocación de servicio y el amor infinito hacia la profesión
María Navarro Álvarez, enfermera especialista en pediatría y Colegiada de Honor, ha fallecido este viernes en Cádiz capital a los 94 años de edad. Se colegió en el extinto Colegio de Auxiliares Sanitarios de la provincia de Cádiz, en la sección de enfermeras, el 1 de julio de 1955, y su número es el 47. Estudió Enfermería en Madrid, en la Facultad de Medicina del Hospital de San Carlos y obtuvo su título el 2 de julio de 1945. Realizó la especialidad de Pediatría en Madrid en 1945 y después en Cádiz, en la Escuela Departamental de Puericultura (promoción 1948-49).
Protagonista en La Explosión de Cádiz
María Navarro paseaba la noche del 18 de agosto de 1947, a las diez menos cuarto de la noche, cuando fue testigo de cómo un infernal estruendo tiñó el cielo de la bahía de un rojo incandescente. Acababa de explotar un polvorín en la Base de Defensas Submarinas de Cádiz (actualmente Instituto Hidrográfico de la Armada), donde entre 1942 y 1943 habían sido depositadas miles de minas submarinas y cargas de profundidad para afrontar la II Guerra Mundial, en el supuesto caso de que España hubiese entrado en el conflicto bélico.
Las víctimas mortales se contaban por decenas. Las viviendas de los barrios cercanos al lugar dónde se produjo la explosión quedaron reducidas a escombros.
Oficialmente se cifró el número total de heridos en 5.000, lo que equivale al 5% de la población gaditana en aquel entonces. Asimismo, el número oficial de fallecidos fueron 152, aunque según el trabajo de investigación iniciado por José Antonio Hidalgo Viaña y culminado por José Antonio Aparicio Florido, el número de víctimas mortales se elevó a 148 personas*.
Ante tan trágicas circunstancia la reacción de María fue inmediata, se dirigió al Hospital para prestar su ayuda. Con la memoria que la caracterizaba, María relató los hechos para la revista del Colegio hace unos años como si fueran recientes: “Tenía una amiga en Hematología y me fui a trabajar con ella. Estuvimos realizando extracciones a todos los soldados del cuartel de instrucción que acudían desde San Fernando para colaborar, porque lo más necesario en ese momento eran las transfusiones”. Pasadas unas horas, María volvió a casa y allí se encontró con su madre y hermana, quiénes marcharon con ella a ayudar, ya que se temía una segunda explosión que afortunadamente no llegó a producirse. “Mi madre y hermana colaboraron haciendo vendas con las monjitas de San Vicente de Paul, utilizando para ello las sábanas”. María trabajó toda la noche efectuando transfusiones principalmente, además de otras muchas y variadas actuaciones enfermeras que iban surgiendo. Al día siguiente, realizó un recorrido por la zona junto a otros sanitarios en búsqueda de más supervivientes.
Navarro Álvarez fue protagonista del documental sobre la Explosión de Cádiz elaborado por el Servicio de Vídeo de la Diputación de Cádiz. Un primer plano de nuestra enfermera y su relato del momento vivido sirvió de apertura de este reportaje cuyo título se extrae de una de sus frases “El cielo se puso rojo”. Eran tiempos en blanco y negro. El recuerdo de la catástrofe marcó a los gaditanos de la posguerra que supieron llevar una desgracia que nunca tuvo explicación con las penurias de la época. “Sobre las diez menos cuarto de la noche el cielo se puso rojo, completamente rojo. Y un ruido de cristales y el mar parecía que se iba a salir…”
Por aquel entonces María trabajaba en el ambulatorio de Vargas Ponce, donde solo existían dos consultas, ginecología y pediatría. María desempeñaba su trabajo en la del Catedrático de Pediatría Tomás Salas Sánchez. En un principio, comenzó en 1947 como auxiliar porque no existía aún la plaza de enfermería, que posteriormente fue creada en 1950 y posibilitó que María Navarro consiguiera por fin trabajar como enfermera especialista en pediatría.
María Navarro fue vocal de la última Junta de Gobierno del Colegio de Enfermeras (antes de convertirse en Colegio de Diplomados en Enfermería) presidida por María Luis Ramos Parodi. Se da la circunstancia de que el acta de la última reunión de dicha Junta aparece firmada por ella como presidenta accidental, por la ausencia en esta reunión de Ramos Parodi.
En marzo de 2018, en el desarrollo del Acto de Reconocimiento a las Mujeres Presidentas de las Secciones de Matronas y Enfermeras, celebrado en la Diputación gaditana, recibió de manos del presidente del Colegio de Enfermería de Cádiz, Rafael Campos, la estatua de San Juan de Dios, con la que el órgano provincial distingue de manera especial a aquellas personas e instituciones que se hayan destacado por su trabajo en favor de la Enfermería.
La vinculación con su Colegio profesional ha continuado hasta sus últimos días, formando parte del Área de Jubilado y participando en sus diferentes actividades.
Te echaremos de menos. Descansa en Paz, María.