El Colegio de Enfermería de Cádiz y la Asociación ‘Papageno’ suscriben un convenio de colaboración para promover acciones conjuntas encaminadas a formar y sensibilizar a los profesionales en la prevención y atención a la conducta suicida
Gema Freire.- El suicidio es la primera causa de mortalidad externa en España y supone una importante amenaza a la salud pública. Sólo en la provincia de Cádiz, se registran más de un centenar de casos al año y se estima que el número de intentos es 10-20 veces superior. Cada muerte o cada intento trae consigo consecuencias emocionales graves a unas seis personas del entorno del paciente.
La Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida “Papageno” www.papageno.es es una entidad no lucrativa e independiente que empezó a andar en marzo de 2019 como una plataforma de profesionales interesados en ofrecer apoyo a otras instituciones para aprovechar sinergias en la prevención y postvención del suicidio. Por “postvención” se entiende la función terapéutica que realizan los profesionales sanitarios en los familiares del suicida o los supervivientes, cuando se empieza a trabajar sobre lo sucedido y se aclaran ciertos aspectos que les hacen sentirse liberados de la culpa en relación a lo ocurrido.
El Colegio de Enfermería de Cádiz acaba de suscribir un convenio de colaboración con dicha entidad con el fin de realizar acciones conjuntas destinadas al control del suicidio desde la práctica profesional y la mejora de la atención a los pacientes que presentan este tipo de problemática, sus familiares y a aquellas personas que han perdido a sus seres queridos por este motivo.
Daniel Jesús López Vega es el presidente de “Papageno” y nos desgrana a lo largo de la siguiente entrevista cómo surge esta plataforma, cuáles son los objetivos y retos que se han marcado a corto plazo y por qué necesitan de una mayor participación de enfermeros para conseguir estos fines.
¿Cómo, cuándo y por qué surge esta Asociación?
Nuestra asociación nace como una plataforma de profesionales en marzo de 2019, interesados en ofrecer apoyo a otras instituciones para aprovechar sinergias en la prevención y postvención del suicidio. Poco a poco, el número de profesionales y asociaciones adheridas fue aumentando. Paralelamente, recibimos diversas demandas de formación y en el campo de la creación de grupos de ayuda mutua para supervivientes (familiares y allegados de personas fallecidas por suicidio) por lo que vimos necesario ir un paso más allá. En agosto del mismo año nos registramos como una asociación a nivel nacional. Ese momento fue importante porque de esa forma creábamos una estructura más sólida que nos permitía responder a necesidades manifiestas en este ámbito.
¿Cuáles son los objetivos de la misma?
El objetivo que justifica la acción asociativa es trabajar en red con entidades de toda España y Latinoamérica para luchar contra el estigma y ayudar a controlar este problema de salud pública como primera causa de muerte externa en España. Repercute negativamente no solo en el número de víctimas mortales, sino en las personas que sufren por la falta de un ser querido. Tiene, además, importantes consecuencias socioeconómicas, así como en variables epidemiológicas como los años de vida potencialmente perdidos porque castiga especialmente a las franjas más jóvenes, además de a los ancianos.
La formación, las actividades preventivas en el ámbito comunitario, familiar, escolar y laboral, el asesoramiento de personas que sufren y la atención de supervivientes vienen a completar nuestra acción. Esta es también un grito para recordar a todos los estamentos (Políticos, periodistas colegios profesionales, sindicatos, centros educativos…) lo necesario de una acción conjunta. España todavía no cuenta con un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, cuando cada año mueren más de 3500 personas por esta causa en nuestro país, una cada 40 segundos en el mundo.
Dicen que existe el efecto “Papageno”, que es un tipo de prevención del suicidio, ¿de ahí el nombre de la Asociación?
Durante muchos años no se habló del suicidio por el efecto contagio, denominado efecto Werther. Este efecto tomó su denominación por la novela de Goethe “Las Penas del Joven Werther”. Este libro causó estupor en su época porque se relacionó con una ola de suicidios. Jóvenes de diferentes países de Europa imitaban al protagonista que acabó con su vida por un despecho amoroso. Se constató en consecuencia la existencia de este riesgo relacionado con un tratamiento del suicidio frívolo y sensacionalista. Este hecho provocó que el suicidio se tratara equivocadamente de forma oculta y silenciosa.
Papageno, por el contrario, es un personaje de la ópera de Mozart “La Flauta Mágica” utilizado para referirse al efecto preventivo de una comunicación responsable sobre el suicidio. Este personaje mítico era ayudado por otros a reflexionar sobre las razones por las que es importante seguir viviendo, salvándole la vida. Se ha convertido en un símbolo que nosotros retomamos para empujarnos a hablar del suicidio sin estigma. Se conoce que hay formas preventivas de hablar del suicidio y el silencio solo provoca eternizar el problema.
¿Cuántas personas la componen actualmente y cuáles son sus perfiles personales y profesionales?
Actualmente somos 25 profesionales (http://papageno.es/colaboradores-papageno-suicidio) entre los que hay enfermeros (no los suficientes), periodistas, criminólogos, docentes y sobre todo psicólogos. Hay profesionales de España, México y Ecuador con una amplia experiencia en la prevención de suicidio, la investigación, la docencia, etc. que colaboran de forma voluntaria, profesional y altruista.
Acaban de firmar un convenio con el Colegio de Enfermería de Cádiz, ¿Cuál es el objetivo de este acuerdo?
Unir los esfuerzos de ambas entidades para realizar acciones destinadas al control del suicidio desde la práctica profesional y la mejora de la atención de las personas que presentan este tipo de problemática, sus familiares y las personas que han perdido a seres queridos por este motivo. Esto conlleva cooperación en actividades formativas y en el desarrollo de herramientas y programas a nivel comunitario.
Este convenio supone también una declaración de intenciones por la que ambas instituciones muestran su acuerdo para darle visibilidad a un problema al que no podemos seguir dando la espalda. La enfermeras y enfermeros formando equipos multidisciplinares, tienen mucho que decir en este sentido al ser un eje fundamental de la estructura sanitaria. La salud y la atención sanitaria no se entienden sin la colaboración profesional de muchas disciplinas, como los profesionales de la Psicología, por ejemplo.
¿En qué proyectos van a trabajar a partir de ahora?
Actualmente, estamos embarcados en proyectos formativos innnovadores que tienen como objetivo desestigmatizar, trabajar los mitos y dotar de competencias a los profesionales de la salud, en la detección de la conducta suicida, en la actuación en casos de emergencia, en la prevención y la postvención. Precisamente, hemos empezado a trabajar ya con el Colegio de Enfermería de Cádiz en un curso formativo sobre la intervención enfermera en la prevención de la conducta suicida, que llevaremos a cabo de manera online y que se anunciará próximamente.
También pensamos que es necesario sensibilizar a los periodistas y a los políticos, colegios profesionales, sindicatos sobre la necesidad de potenciar una comunicación responsable sobre este fenómeno.
Nuestro objetivo más ambicioso es establecer una red de grupos de ayuda mutua de supervivientes en toda Andalucía, buscando la colaboración con otras entidades y formando a profesionales y supervivientes en su creación, su desarrollo y en estrategias para su mantenimiento en el tiempo.
¿Por qué los enfermeros son una pieza clave e imprescindible dentro del equipo multidisciplinar para la prevención del suicidio?
La Enfermería es una profesión de futuro, claramente dignificada por sus profesionales en el sistema sanitario donde ocupan un espacio propio significativo. Durante años han realizado una labor importante para dar respuesta a los problemas de salud que nos demanda nuestra sociedad con un trato estrecho con los pacientes y un gran potencial en actividades comunitarias.
Mi experiencia personal es que se mueven bien en entornos multidisciplinares y tienen una alta capacidad de adaptación y aprendizaje. En la lucha contra el suicidio debemos estar todos y todas y la Enfermería no puede ser olvidada en este sentido por su importancia como profesión sanitaria. En este sentido, ponemos a disposición de los profesionales que estén interesados en formar parte de este proyecto el correo prevencion@papageno.es en el que estaremos encantados de recibirlos y atenderlos. Toda ayuda es poca, necesaria e importante.
El tabú a la hora de hablar de esta realidad se hace aún mayor en el caso de los supervivientes. Si tradicionalmente se ha invisibilizado el suicidio, los supervivientes prácticamente son como si no existieran…
Los supervivientes son los grande olvidados del suicidio. Aislados y obligados a vivir su dolor en silencio, a veces, ocultándolo, con culpabilidad y vergüenza por el estigma social. Generalmente, afrontan duelos dolorosos que, si no son bien atendidos, pueden cronificarse. También disponemos de un correo electrónico para aquellas personas, o familiares, que se encuentren en esta situación y precisen ayuda, supervivientes@papageno.es
Antes de crear nuestros grupos de Cádiz y Sevilla, no había en Andalucía ningún grupo activo de autoayuda de este tipo. Ahora, hemos promovido la creación de una asociación liderada por un grupo de supervivientes que, con el nombre de Asociación Andaluza de Supervivientes por Suicidio “Ubuntu”, vienen a defender la necesidad de promover acciones y programas para atender a la especial problemática de este grupo de personas.
Un superviviente tiene derecho a una segunda oportunidad. Los grupos de ayuda mutua permiten expresar las emociones de forma segura y aprender recursos para afrontar adecuadamente el duelo. Los profesionales somos necesarios, pero no suficientes. Los grupos de apoyo al duelo validan la experiencia de estas personas y les abre una puerta a integrar la experiencia en sus vidas y tener una segunda oportunidad. Son victimas que sufren una victimización secundaria a causa de una sociedad que prefiere dejar bajo sus alfombras sus miserias. El suicidio es un problema social y no podemos seguir negándolo.
¿Esta pandemia ha agravado la situación?
El confinamiento, el aislamiento, los duelos por fallecidos, el miedo a contagiarse, la culpabilidad por contagiar a otros son ingredientes que seguro que influirán en la tasa de suicidio si no nos ponemos manos a la obra. El suicidio es un problema complejo y multicausal pero prevenible.
También puede cebarse entre profesionales sanitarios que afrontan un grado de estrés que va en aumento, por lo que es necesario idear programas preventivos para evitarlo.
¿Prevén que con la crisis económica que se avecina el número de casos irá en aumento?
A lo anterior se une la crisis económica aparejada a tasas altas de paro que vienen a provocar una mayor brecha social y potencia las desigualdades en salud. Porque la pandemia, como otros determinantes, castiga más a las clases menos favorecidas.
Efectivamente, es un riesgo a tener en cuenta. Pero tenemos que centrarnos en dejar de ser una parte del problema y convertirnos en solución. Eso se consigue uniéndonos con un objetivo común que es mejorar nuestra sociedad para reducir las tasas de suicidio tanto en época de pandemia como para abordar los problemas que surjan en el futuro. Indudablemente, los enfermeros y enfermeras no deben faltar a esta cita.