Este profesional pone a disposición de los enfermeros y de los maestros el material y la técnica utilizada para enseñar a los más pequeños a sonarse la nariz y lavarse las manos correctamente
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Gema Freire.- Aprender a lavarse las manos y sonarse la nariz correctamente nunca fue tan urgente y necesario como ahora en tiempos de Coronavirus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que unas manos limpias pueden salvar vidas. La higiene de manos es la mejor arma para reducir los riesgos de propagación de ciertas enfermedades de fácil transmisión originadas por virus y bacterias.
El problema es que, a veces, se convierte en todo un reto enseñar a un niño de apenas 3 o 4 años a adquirir estos hábitos y, mucho más, a que los lleven a cabo de la manera correcta. A esto se le suma que los pequeños pasan gran parte del curso escolar resfriados, con tos y con sus inseparables mocos.
El gesto de sonarse la nariz, que para cualquier adulto resulta habitual y casi mecánico, requiere de un proceso de aprendizaje para el que ya existen herramientas que pueden contribuir a que resulte más efectivo y divertido. Lo más recomendable, y más en estos momentos, es empezar cuanto antes, a los 3 o 4 años, que es cuando los pequeños empiezan a adquirir la coordinación necesaria para afrontar este desafío.
El enfermero gaditano, Ismael Martínez Villegas, propone a los maestros de la primera etapa de Infantil una secuencia basada en el método Montessori con ejercicios-juegos que a base de repetición permite consolidar estas habilidades.
La idea parte de los excelentes resultados obtenidos hace tres años, cuando trabajaba en el consultorio de Algaida (UGC Sanlúcar Barrio Bajo) y las docentes de infantil del CEIP Maestra Caridad Ruiz solicitaron su colaboración para la unidad didáctica del invierno. “Acabamos tan contentos que creo que en estos momentos no estaría de más que los maestros hicieran uso de ese material, con las modificaciones que crean convenientes, para conseguir estos dos retos que son tan importantes para la salud de todos”, aseguró Martínez Villegas.
De esta manera, este enfermero propone una secuencia basada en el método Montessori con ejercicios-juegos que se desarrollan a lo largo de varios días en clase para adquirir las habilidades por etapas de forma sencilla, eficaz y divertida. Eso sí, en estos momentos en los que es imposible que un enfermero se traslade a un centro escolar para impartir una de las sesiones, los maestros tendrían que encargarse de todo el proceso, aunque con la guía facilitada por Martínez Villegas no debe haber problema.
En base a estas experiencias previas que tan buenos resultados ha cosechado, este enfermero está absolutamente a favor de la figura del enfermero escolar dentro de la comunidad educativa. “Si algo he sacado en claro de mis intervenciones en los centros escolares es que todo lo que los niños aprendan en materia de salud, se lo transmiten a su círculo más cercano, por tanto, el alcance que pueden tener estos conocimientos es incalculable”.