La pasada semana, en la sede del Ateneo de Cádiz, tuvo lugar la conferencia “Aspectos de la violencia en los jóvenes: Silencio y vulnerabilidad”, a cargo de la enfermera Mariana García González.
Dicha exposición está fundamentada en el estudio y análisis, que Mariana realiza sobre la violencia a través de un enfoque multidisciplinar, desde los primeros años de vida, es decir desde la infancia en el entorno escolar hasta la juventud, etapa donde comienzan las primeras relaciones de pareja y se siguen reproduciendo estereotipos sexistas.
Es de destacar la trayectoria académica de esta enfermera isleña, especialista en Enfermería pediátrica, licenciada en Antropología Social y Cultural, Experta y Máster Universitario en “Malos tratos y violencia de género”. Fue primer premio del VI Certamen de la Escuela Universitaria de Enfermería Salus Infirmorum, por su trabajo “Conciencia y asistencia de Enfermería en la Violencia familiar” y es autora de diversas publicaciones e intervenciones en congresos de enfermería y antropología. Pero como ella misma refiere, su mayor motivación y conocimiento, lo debe al trabajo que realiza desde la directiva de Mujeres Vecinales de San Fernando, agrupación que aglutina a todas las asociaciones de mujeres de la ciudad y donde realiza programas y talleres de concienciación y sensibilización para fomentar la igualdad entre mujeres y hombres y para prevenir, detectar y apoyar a víctimas de violencia de género.
La violencia implica un comportamiento de agresividad que denigra tanto al agresor como a la víctima. Una valoración de los indicadores que podrían evitarse en el ámbito escolar, nos lleva a la conclusión de la importancia que supone la presencia de la enfermería en la enseñanza de primaria y secundaria, para el desarrollo y crecimiento personal de los jóvenes. No olvidemos que la violencia es un grave problema de salud pública, que entre otras cosas, demanda una prevención sanitaria y una respuesta profesional. La educación y prevención de la violencia no está restringida al entorno familiar, la escuela es un entorno básico para la transmisión de valores de convivencia, como mediación para los conflictos y para evitar comportamiento tóxicos que después pueden revertir en relaciones de pareja nocivas, que perpetúen la violencia de género.
Los resultados de los estudios recientes en la percepción de la violencia en los jóvenes, nos demuestran que no son suficientes las campañas de prevención realizadas en los colegios de forma ocasional. Prueba evidente que la concienciación es algo más, es un trabajo día a día, que requiere mantener un observatorio permanente en los centros escolares y donde la educación sanitaria forme parte del continuum de la enseñanza escolar. Labor que inevitablemente pasa por la presencia del personal de enfermería en las escuelas.
Mariana, cerraba su intervención con esta reflexión personal: “Seguiré trabajando por y para las mujeres. Queda mucho por hacer con nuestros jóvenes, y la enfermería no puede estar al margen de ello.”