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Cronicidad y la gestión de cuidados, bases del futuro liderazgo enfermero

Más de un centenar de asistentes acudieron este lunes al acto inaugural de la semana de las enfermeras que culminará el próximo sábado, 12 de mayo, con la celebración del Día Internacional de las Enfermeras. En un debate abierto y participativo, el público compartió impresiones con destacados líderes enfermeros en distintos ámbitos de la sociedad para, entre todos analizar las claves de la transformación de la sanidad y el sistema derivada de los nuevos roles de enfermería en un escenario sociosanitario marcado por la cronicidad, el envejecimiento de la población y la necesidad de cuidados. Carmen Castilla, secretaria general de UGT Andalucía; Begoña Tundidor, portavoz de la Comisión de Sanidad del Grupo Parlamentario Socialista; Rosa Mª Salazar, directora gerente del Hospital Guadarrama; Julio Fernández, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería; Mª Soledad Ochandorena, directora asistencial y Pedro Soriano, técnico de la Subdirección General de Humanización de la Asistencia Sanitaria y coordinador de #FFPaciente, todos ellos enfermeros, han analizado muchos aspectos de la realidad de la enfermería como el acceso a cargos de gestión, las ofensas sexistas o la necesidad de hacer más visible el trabajo diario en el seno de la sociedad.

La primera parte del debate se centró en el diagnóstico de la situación, en contestar esa primera pregunta de por qué no hay más enfermeras que realicen gestión en los diferentes ámbitos.

Para Begoña Tundidor, diputada socialista, la raíz del problema es que “tenemos una sociedad excesivamente medicalizada”, en la que pasa desapercibida la labor de la enfermería. “Las enfermeras somos la columna vertebral de los hospitales y centros de salud, de todos los sitios en los que trabajamos” y, sin embargo, “no existe un reconocimiento verdadero de lo que hacemos”.

Para Julio Fernández, presidente de los decanos de Enfermería, el machismo de una profesión feminizada también influye sobre manera. Donde el ciclo vital de la mujer, con la maternidad, ve muy limitada su capacidad. A ello se suma el hecho de que todavía existe una gran brecha como es el “sometimiento que hemos tenido con respecto a la profesión médica. Está instalado en el inconsciente colectivo y habría que erradicar ese sometimiento”, tanto en la sociedad como en los propios profesionales.

José Ramón Martínez Riera, Francisco Megías Lizancos y Rafael Campos.

En otro de los aspectos machistas, subrayados por Fernández, coincidía la secretaria general de UGT Andalucía -primera mujer en 130 años de historia en estar al frente de una secretaria general en el sindicato-, como es en la feminización de la profesión. “Es algo que ha ido en nuestra contra”. Hoy en día todavía tenemos que ver clichés de la enfermera con minifalda, como sucedió la pasada Nochevieja en TVE, toda una ofensa para la profesión pero que, a su juicio, también retrata a la sociedad en la que vivimos: “pues quien ofende a esta profesión hace que esta sociedad sea menos libre”.

Para los jóvenes, recién graduados, la situación, aunque en cierta forma diferente a la de sus predecesores de generaciones anteriores, que ya no viven la subordinación, lo que se ceba es la precariedad laboral. Como explicó Pedro Soriano, “cuando tienes contratos precarios, lo que buscas son puntos y te planteas porqué estás haciendo cosas que no te sirven para la estabilidad laboral. Así es difícil pasar a la acción, porque las estructuras son difíciles de cambiar”, señaló.

Orgullo de profesión

Desde ámbitos muy distintos, y con trayectorias muy diferentes, todos los ponentes en lo que sí coincidieron fue en el orgullo que sienten por su profesión. Serán políticos, sindicalistas, profesores o gestores sanitarios, pero todos tienen muy a gala su condición de enfermeros y enfermeras, aunque han vivido la asistencia sanitaria de diferente forma. Por ello, las soluciones que aportan para mejorar el liderazgo de la enfermería también son diferentes.

Así, por ejemplo, para Rosa Salazar, que actualmente es la única enfermera que ocupa el cargo de directora gerente de un hospital, el de Guadarrama en Madrid, “una de las claves para destacar en el liderazgo es tener claro lo que hay que hacer y creer en lo que haces. No se pude avanzar si no crees en lo que haces, aunque te equivoques”. A su juicio, y aunque es cierto el hándicap de género, “las enfermeras constantemente tenemos que demostrar lo que valemos. También es cierto que en esta sociedad las personas que ocupan puestos de responsabilidad tienen que estar demostrando continuamente que están ahí”. Y es que para Salazar “lo que no mejora, no permanece igual, empeora. Estamos ahí para mejorar las organizaciones que dirigimos”, ha señalado.

Por ello, para Salazar “tenemos que ser más proclives a levantar la mano, a involucrarnos más. Estamos acostumbrados a que nos digan lo que tenemos que hacer y tenemos que perder el miedo a lanzarnos. Nadie nos va a dejar el camino libre. Es una batalla que ganaremos, pero dependiendo de nuestra actitud lo haremos más pronto o más tarde”, señaló.

De la misma opinión es Marisol Ochandorena, directora asistencial del área noroeste de Madrid, para quien la enfermería “tiene que dejar de llorar y pasar a la acción, ponernos a crecer y buscar soluciones. Ser más proactivos”. Para esta enfermera que coordina 48 centros de salud, “llevamos poco tiempo en la universidad y tenemos que aprender de otras disciplinas y aprovechar las oportunidades que tenemos a nuestro alcance. La cronicidad nos está poniendo una alfombra roja a la enfermería, es nuestra oportunidad. Al fin y al cabo, para Ochandorena, “poner en valor nuestra disciplina, sólo depende de nosotros”.

Como señalaba José Ramón Martínez Riera, presidente de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria, y uno de los asistentes al debate, “dentro de unos años el médico podrá operar a distancia con un robot, y nadie pondrá pegas. Pero nadie va a permitir que le cuiden a distancia, quiere un enfermero que le cuide. Somos imprescindibles”. Por ello, han coincidido que los retos que supone el envejecimiento de la población, la cronicidad, y la gestión de los cuidados, han de ser la base sobre la que se asiente el liderazgo enfermero.

Liderazgo que deberá producirse en todos los ámbitos sociales, incluyendo el de la política, pues como señalaba Begoña Tundidor, “donde se cambia la vida de las personas es haciendo las leyes. Donde tenemos que estar las enfermeras es donde se hacen las leyes. Es en política donde se decide todo lo que le va a pasar a nuestra profesión y en la sanidad”. Así, recordó que la visión médica y enfermera de la sanidad no coinciden. “Tenemos un camino complicado, debemos creernos lo que somos y comenzar a revindicar el reconocimiento social y facilitar que todos podamos ocupar puestos de gestión en todos los ámbitos, y que tengamos voz donde se cuecen las cosas”, ha subrayado.

Para todos ellos, el momento del liderazgo enfermero ha llegado, el envejecimiento, la cronicidad, los cuidados, son muy importantes y son trabajo enfermero. Una reivindicación que la profesión ha de hacer unida.

La hora de la enfermería

Precisamente esa reivindicación de los cuidados, cuya hora parece que por fin ha llegado, también ha servido al presidente del Consejo General de Enfermería para alertar de uno de los riesgos que acechan a la profesión: “Todos quieren cuidar, sean o no cuidadores, sepan o no hacerlo, sea parte de sus funciones o no”, señalaba Florentino Pérez Raya aludiendo a lo que se ha venido en llamar la “farmacia comunitaria”. Como señaló Pérez Raya, la enfermería es la profesión de los cuidados y “antes de ver invadidas nuestras competencias por aquellos que no las poseen, antes de que eso suceda habrán tenido que cambiar el modelo farmacéutico para situarlo en un nuevo marco de respeto a la competencia”, ha recalcado, afirmando que “es el momento de los cuidados, es la hora del cuidador, es el tiempo de la enfermería”.